Voluntariado Olímpico, espíritu olímpico en acción

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Voluntariado Olímpico, espíritu olímpico en acción

Por Clemencia Anaya Maya – Vicepresidenta Academia Olímpica Colombiana

Creo que uno de los momentos más felices de mi vida profesional fue lograr ser Voluntaria en los Juegos Olímpicos Atenas 2004.  Ser Voluntario(a), significa  dar de sí mismos todo cuanto esté a nuestro alcance con voluntad, con alegría y dedicación, porque nos gusta, porque nos apasiona, porque encontramos en ello un espacio para servir a los demás y  para aportar cada uno al buen desarrollo de un evento cualquiera que este sea.

Es esa actitud mediante la cual demostramos algo tan subjetivo e inmaterial que está representado  en la alegría del esfuerzo, en la entrega satisfactoria y permanente, que fortalecida con la mística, se ve complementada  con principios morales y en nuestro caso olímpicos, que hacen de un Voluntario un modelo ejemplar.

En medio de este ambiente surge algo más poderoso que penetra nuestro interior casi en forma desapercibida… Es ese deseo interno de colaborar para que “las cosas salgan bien”, sin esperar nada a cambio, sin protagonismos…

Recuerdo claramente cuando terminaba la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos Sydney 2000, que me prometí a mí misma ser Voluntaria en Atenas. En realidad la situación no era fácil para mí, pues como cabeza de familia con tres hijos universitarios, tomar una decisión de esas eran palabras mayores. Pero siempre he creído en que el universo nos escucha y los dioses del Olimpo me tendieron la mano de tanto desear ser parte del evento Olímpico en el que los Juegos regresaban a su país de origen… sencillamente no me los podía perder.

Ser Voluntario es más que un espectador, es ser  parte de los Juegos e interactuar con los mejores atletas, sus oficiales, técnicos y directivos, conocer las instalaciones en toda su dimensión, hacer nuevas amistades, conocer otras situaciones, inmiscuirse en el maravilloso mundo de la organización del evento deportivo más grande que existe sobre la tierra.

Mi primera acción para confirmar ese profundo deseo de realizar mi sueño fue conseguir el logo de los Juegos, quizás ustedes lo recuerden: la corona de olivo blanca sobre fondo azul y debajo Atenas 2004 y los anillos Olímpicos. Coloqué uno grande en el buzón de correspondencia a la entrada de mi casa, uno pequeño en el espejo de mi baño, uno tamaño estampilla en el panorámico de mi carro y un afiche grande en mi oficina del Comité Olímpico Colombiano donde laboraba como Directora de la Academia Olímpica. De esta forma me repetía una y otra vez al mirar esa imagen, que iba a llegar a Atenas.

En el año 2002 se abrieron las inscripciones para el Voluntariado en Atenas, fue una emoción muy grande la que sentí al registrarme y también una gran ilusión de alcanzar la meta. Aún conservo cada uno de los mensajes que recibí de parte de los organizadores del voluntariado anunciando el proceso de selección y la programación de las entrevistas y finalmente la mas emocionante de todas, aprobando mi participación.

Con mucha energía y entusiasmo, los Voluntarios de unos Juegos Olímpicos son la cara alegre, el primer contacto con el evento o la oportunidad de solucionar una situación bien sea en un escenario deportivo o en el campo deportivo, en el área médica o en la de transporte o sencillamente en el comedor. En todas las zonas donde se necesita fuerza de trabajo puede desempeñarse un Voluntario.

En el momento de la inscripción generalmente dan tres opciones para seleccionar la posición en la que le gustaría apoyar a la organización. En las pruebas de cada disciplina deportiva, en el área de protocolo, la zona de transporte, en relaciones con los CON’s, en las entradas de los escenarios, en las áreas de desplazamiento de un escenario a otro,en el área de ciencias del deporte, en los hoteles oficiales, en la Villa Olímpica, en los centros de prensa, en el aeropuerto, en fin, cualquier área que haga parte de la estructura organizativa de los Juegos, requiere de Voluntarios.

Ser Voluntaria para mi es un verdadero honor. Es que poder estar a escasos metros y muchas veces al lado de una gran figura como Usain Bolt, Roger Federer, Serena Williams, Yao Ming o Katinka Hosszu, es algo que no es fácil de describir. Tener la oportunidad no sólo de admirarles sino de ser testigos de su forma de enfrentar la competencia, la tristeza, la alegría y la desilusión en caso de victoria o derrota,  y además ayudarles en lo que necesiten en el momento preciso, es sencillamente extraordinario.

En Atenas 2004 tuve la oportunidad de ser Asistente del Jefe de Misión de Paraguay, mi misión fue la de apoyarle en todos los asuntos administrativos de su delegación y en especial en sus comunicaciones en inglés. En turnos que rotábamos de ocho horas durante todos los Juegos, a veces podía disponer de la mañana o de la tarde para ver algunas pruebas de mi interés en distintos deportes.

Cuando se es Voluntario Olímpico, uno sabe que ocho horas de trabajo al día no son suficientes pero lo das todo con alegría y esperando hacer lo mejor por los demás. A cambio del esfuerzo por llegar hasta Atenas a colaborar, recibí uniformes, alimentación, acreditación, muy valiosa por cierto pues me permitía desplazarme por toda la ciudad sin pagar, visitar los museos y recibir servicio médico en caso de alguna eventualidad y entrar a todos los escenarios deportivos.

Con un fuerte trabajo y sin recibir pago alguno, la mejor recompensa es tener en la memoria el haber sido parte del evento deportivo más importante del mundo

No todos los Voluntarios aguantan el ritmo pero si la mayoría. Hay una serie de cualidades que identifican al Voluntario Olímpico, ser amable y respetuoso, tener una actitud positiva, tener un alto grado de compromiso, capacidad de adaptación, prudencia en el manejo de información, capacidad para trabajar en equipo, responsabilidad para asumir los roles que se le adjudican, liderazgo y compañerismo.

Para Atenas 2004 se presentaron 165.000 solicitudes y fuimos aprobados 57.000 Voluntarios, de los cuales el 25 % éramos extranjeros. En esos maravillosos Juegos fuimos Voluntarios por Colombia, Ernesto Betancourt, Carlos Villegas, Pedro Aguirre y yo. Pasarían años para sentir nuevamente la emoción de ser Voluntaria en Rio 2016 y ver cómo el número de Voluntarios Colombianos creció enormemente en este evento que pudimos tener tan cerca en Suramérica.

Ser voluntario Olímpico es una experiencia excepcional y un gran privilegio, es una experiencia única en el deporte, en la que al final se recibe un certificado que reconoce su contribución al desarrollo de los Juegos y recordatorios muy preciados de un evento que le marca la vida para siempre.

Les invito a prepararse para los Juegos Paris 2024 y desde ya empezar a soñar con esta mágica experiencia olímpica que les llenará todas las expectativas profesionales y le abrirá el sendero olímpico para siempre.

 

Por |2020-09-26T09:24:07+00:0014 noviembre 2020|Voluntariado Olímpico|0 Comentarios

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