Cuando hablamos de lo olímpico nos referimos a la excelencia que encarna el atleta en su búsqueda por llegar a ser el mejor en alguna prueba correspondiente a una disciplina deportiva que hace parte del programa de unos Juegos Olímpicos.
Todo ese entorno que rodea la preparación de un atleta para alcanzar el podio en unos Juegos es entre mágico y sorprendente por la inconmensurable cantidad de acontecimientos, protocolos y procesos que se deben seguir para llegar a alcanzar un sueño tan grande como ese.
Para muchos, llegar a esta meta les toma hasta más de quince años e inician su preparación desde su etapa infantil. Profesores, entrenadores, padres de familia, competencia tras competencia, acompañan la preparación directa o indirectamente de un atleta que sueña ser olímpico y cuando éste logra el resultado anhelado después de tanto esfuerzo y dedicación, se convierte prácticamente en un héroe, un ícono y un ejemplo a seguir por miles de jóvenes en todo el mundo.
Lo interesante de esta hazaña de llevar a un joven desde muy pequeño hasta llegar al éxito olímpico, es sin lugar a dudas ese ser humano que es el atleta. Muchos factores se juntan para transformar a ese niño o niña que con alegría y entusiasmo por una disciplina deportiva, en un ser comprometido, perseverante, fiel a sus objetivos y claro en sus metas.
Formar un atleta olímpico es un responsabilidad enorme. Su entorno, sus sueños, su capacidad física, su habilidad deportiva y su relación con los demás hace de esta tarea un camino especial.
Sin embargo, no todos los niños y niñas logran llegar a la élite del alto rendimiento y eso no es malo. Lo positivo de esto es que ellos logren practicar una disciplina deportiva y convertirla algo valioso a lo largo de sus vidas y es allí donde la educación olímpica cobra una importancia relevante y adquiere trascendencia en la preparación para la vida.
Algunos creen que la educación olímpica se relaciona con los resultados de los atletas en olímpicos, es decir con algo que llaman “altos logros” (medallas y récords), pero yo comparto la idea original de Pierre de Coubertin, que no era otra que la de transformar el sistema educativo de su país Francia. Él trabajó mucho por la restauración de los Juegos Olímpicos y logró que los primeros se llevaran a cabo en Atenas 1896, pero su objetivo real era que los Juegos estuvieran al servicio de la humanidad, como escribió originalmente en los principios fundamentales del olimpismo, que aún están vigentes en la Carta Olímpica.
La educación olímpica persigue que todos, incluyendo atletas, entrenadores, oficiales, jueces, profesores, padres de familia, medios de comunicación, adoptemos una filosofía de vida que se fortalezca día a día con la práctica de cualquier disciplina deportiva y que se aplique no solo en la arena de juego sino en la vida misma. Grandes ejemplos de atletas olímpicos, nos dejan ver su historia de vida y nos dan ejemplo para seguir adelante pese a las dificultades. Acaso eso no es lo mismo que pasa en la vida cotidiana y que a veces sentimos que no somos capaces de enfrentar? Pues aprender de ellos, acerca de sus sueños y sus derrotas y de su fortaleza para alcanzar las metas, es una de las herramientas poderosas de la educación olímpica.
Maria Toorpakai Wazir
Nació en un Wasiristan, Pakistán, un país en el que las niñas tienen prohibido practicar una disciplina deportiva y para poder hacerlo tuvo que cortar su cabello y vestirse como un niño. De carácter fuerte, un día cuando tenía cuatro años decidió quemar su ropa y cambiar su imagen para poder jugar y estudiar pues en ese lugar rara vez las niñas lo hacen.
No fue fácil para ella, pero contó con la suerte de tener un padre defensor de la igualdad de derechos y oportunidades para hombres y mujeres, quien la apoyó siempre y la alentó a seguir adelante. Practicaba levantamiento de pesas a los doce años, ocupando el segundo lugar en el contexto nacional de su categoría.
Pronto conoció el Squash y se enamoró de este deporte. Solo que al presentar su certificado de nacimiento para ser aceptada en la Academia, salió a la luz la verdad: era una niña! Afortunadamente el director, tenía la misma forma de pensar de su padre y le facilitó una raqueta sin problema.
Empezó a sobresalir por su extraordinario talento y tanto ella como su familia empezaron a recibir amenazas de muerte de los talibanes. Fueron tres años en los que María estuvo encerrada en su cuarto golpeando una pelota contra la pared y escribiendo miles de mensajes electrónicos buscando la forma de salir de Pakistán. Finalmente recibió respuesta de Jhonatan Power campeón de Canadá, invitándola a entrenar con él y convirtiéndose de esta forma en una de las mejores jugadoras del mundo.
Historias como estas nos enseñan muchas cosas que pueden ser utilizadas para motivar a los jóvenes a esforzarse, a dar lo mejor, a buscar la excelencia en todos los momentos de sus vidas, pero sobre todo a creer en ellos mismos, que no hay perder la esperanza y que lo que te propones lo puedes alcanzar, eso es olimpismo.
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